miércoles, 13 de febrero de 2008

No hace falta...

Las imágenes y estatuas
que llenan las catedrales.
Las alfombras en mezquitas,
sus lámparas circulares.
Las cúpulas bizantinas,
sus iconos y mosaicos.
Baldaquines y reliquias,
mármoles, frisos dorados…

Olor de flores e incienso,
de velas y humanidad.
Leves ruidos o silencio,
en penumbra o claridad.

Entre cantos y plegarias,
múltiples lenguas y credos
en similar esperanza:
Gente pidiendo en sus rezos
que se separen las aguas,
para ir a la otra orilla
sin los pies mojarse apenas.

Prenden la lamparilla
y a cambio de una moneda
esperan la maravilla,
sin añadir una piedra
a esa labor divina,
puesto que la consideran
heredad legítima.

Para Dios lo que es de Dios,
para césar lo del césar.
Pero en medio de los dos
están todos los que esperan,
sin olvidar su labor
de ir amontonando piedras.
Sin escatimar dolor,
para alcanzar esa meta,
que tiene mejor sabor
porqué es justa recompensa
a su trabajo y tesón.

Ni mezquitas ni catedrales,
ni mosaicos ni vitrales.
Todo es vacuo y no hace falta,
pues mantener la esperanza
no es cuestión de recintos
sino de nosotros mismos.

No hay mayor ni mejor templo
que el que tenemos dentro.
Ni más hermosa limosna
que entregarse a otra persona
sin pedir a cambio nada.
Con su felicidad basta.

.

http://www.lulu.com/content/1251451



3 comentarios:

hermes dijo...

Precioso, me ha encantado, tanto por su redacción como por el contenido, además estoy de acuerdo con el pensamiento.

Un abrazo amigo

ABACO dijo...

.....verdades como catedrales.... tienes más razón que un santo amigo!!!! y además... precioso
Un abrazo, muy grande

Rosa dijo...

Sí, no hacen falta templos ni mesquitas. Lo fundamental es entregarse sin pedir nada a cambio... sin esperar recompensa... pero cuán difícil resulta esto, porque siempre esperamos algo, una sonrisa, una llamada, un abrazo, un !gracias!.
Si es bello ver la felicidad de otros y sentirla como nuestra... pero de vez en vez no sé, al menos quisiera que me salpicara un poquito.

Un abrazo