miércoles, 25 de abril de 2012

El tonto


Soy un tonto que, algunas veces, se cree que vale algo más que cualquier otro tonto de los que circulan por la vida, de los que se cruzan y entrecruzan por las calles, en las estaciones o en cualquier otra parte.
Pero ahí esta la vida para mostrarme, en su cotidianidad, que solo soy eso: un tonto más.

Un tonto soñador que, demasiadas veces, se olvida de su condición y se enfila al abismo de una ilusion o una esperanza, del que resbala constantemente y siempre esta a punto de caer y estrellarse contra el fondo. Pero siempre, también, encuentra alguna rama, algún saliente al que asirse y, superando la pendiente, vuelve a recuperar el equilibrio y regresar al punto donde, de nuevo, volvera a sentirse a salvo; aunque sabe que volverá a asomarse para, inevitablemente, caer de nuevo. 
Es tan atractivo ese abismo, es tanta la necesidad de arriesgarse para encontrar la quimera de la felicidad que, a pesar de las heridas, de los golpes y las desilusiones, siempre se reincide.

Soy un tonto que espera, como todos los tontos, lo que nunca llega.

jueves, 12 de abril de 2012

Veritas liberabit vos



"Veritas liberabit vos"

Falso.
La verdad no nos hará libres.

La verdad está sobrevalorada y al servicio de turbios intereses.

Está en servidumbre del mejor postor, de los vencedores, de los poderosos y se estira o se encoje según sus inquietudes.

Es casquivana, partidista y tiene tantas o más caras que la mentira.

La verdad se prostituye y se enmascara con más afeites que un carnaval veneciano.

La verdad se abandera, se alía, se conjuga, se amolda con y para la religión, la realeza, la justicia, la política, el mal llamado “bien común”…

La verdad, en estas circunstancias, destruye, ata, somete, obliga, humilla.

Y aunque la verdad fuese pura, benévola, emoliente, tampoco libera del hambre, del dolor, del yugo de quienes la imparten.

¿Es eso libertad?


La muerte nos hará libres.

Aunque los funerales, las pompas, las esquelas marquen diferencias; una vez exhalado el último aliento seremos libres e iguales.

Cuando seamos un montón de huesos mondos y lirondos o un puñado de ceniza, sea cual sea el habitáculo en el que reposemos, seremos libres.

Libres de falsas verdades, de verdaderas mentiras, de dolores, de injusticias, de expolios.

La única verdad latente y patente desde que nacemos es que, más pronto o tarde, moriremos.

Y en el intermedio al que llamamos vida, no busquemos la libertad en la verdad que nos imponen; solo vivamos y, si puede ser, sin hacer a nadie daño.

La libertad nos llegará cuando todo lo demás se acabe.





12/04/12

martes, 13 de marzo de 2012

Que lástima!



Cada nuevo amanecer
ya es el día de mañana.
 
Que lástima, que lástima…
Empeñarnos en creer,
que si acotamos el hoy,
ampliaremos cada alba.

.