martes, 22 de enero de 2008

Dama




Como duele el silencio de la casa
al faltar tus ladridos, tus pisadas,
tu saludo alegre cuando llegaba,
tu peso sobre mis pies en la cama.

Como duele el vacío de tu amistad,
de tu incondicional fidelidad.

Cuanto extrañan mis manos tu cabeza
buscando mis caricias y tu lengua
que, para darme las gracias, lamías.
Ahora están más secas que nunca y frías.

Tu última mirada, tu último aliento
fueron con tu hociquillo entre mis dedos
y aún los llevo clavados en el pecho.

Quiere mi corazón y mi cerebro
que, desde tu rinconcito del cielo,
puedas continuar vigilándonos
y esa altura te oculte nuestro llanto.
.

3 comentarios:

ABACO dijo...

querido jose,

ya sabes como lamenté la pérdida de tu querida DAMA. En vuestro corazón y en recuerdo y en estas bellas palabras que has escrito quedará para siempre.

Un abrazo.

Unknown dijo...

La perdida de un ser que ha representado tanto en la vida, produce un gran dolor, dolor que no es facil de aliviar, nada substituye, al aliento, a las caricias, a los (ladridos), etc. etc. Solo el tiempo lo conduce.

Yo tambien senti como propio la perdida de vuestra perra Dama.

Rosa dijo...

Sé bien lo que duele perder a un amigo... el mío se extravió y nunca supe más de el, no tuve el consuelo de sentir su último aliento entre mis dedos. Dios quiera que dosnde sea que este
cielo o tierra este feliz.
Si ya no pertenece a este lado del mundo pués ojalá se encuentre con Damita y juntos retocen entre las nubes.

Un abrazo