domingo, 12 de julio de 2009

Mis ojos




Cuando se abren,
cuando se cierran,
surgen fantasmas
entre tinieblas...

De nieves y de arenas,
de alturas y fondos,
de infinitos colores
están llenos mis ojos.

De doradas mañanas,
rojos atardeceres
y de noches tan claras
que en vigilia mantienen.

De excelentes personas
y de algún personaje
que, aunque intente ocultarlo,
se cala su pelaje.

Porque aunque mis pupilas
se inunden de belleza,
también ven la basura,
la maldad, la innobleza.

Más si aprietas los puños
y en otras cosas piensas,
dejan de hacerte daño
y, al poco, los destierras.

Cuando se abren,
cuando se cierran,
huyen fantasmas
con sus cadenas.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Adagio




Probablemente en algún sitio
he debido leerlo:

“No confíes en quien besa tu boca
con los ojos abiertos”.

Pero si quieres ser fiable,
¿cómo vas a saberlo?

miércoles, 6 de mayo de 2009

Se alinearon los planetas



Se alinearon los planetas
en plano astral y cósmico
y nadie en la tierra
alertó del pronóstico.

Sus órbitas invirtieron
las lunas y los cometas.

Los astrónomos no supieron
dar razón, a ciencia cierta,
de los acontecimientos.

Ni los sapientes, respuestas.

Salió el sol por el oeste
y mostró su cara oculta
nuestro leal satélite.

Ciencia y religión disputan:
- Cataclismo, Apocalipsis -

Siempre aparece un granuja
que ve ventaja en las crisis.

Más se cansó Helios Megisto
de Faetón y sus juegos
y obligó a su hijo díscolo
a ordenar los elementos.

Regresó todo a su sitio.


Hoy se cree que es leyenda
o un relato onírico,
pero un día, hace ya tiempo,
giró al revés nuestra esfera.

Y sucederá de nuevo.










lunes, 27 de abril de 2009

Es fácil

Es fácil.
Muchas veces, en palabras ajenas, nos reconocemos y es fácil experimentar los mismos sentimientos, identificarse con lo escrito, sentirse el protagonista de los versos…

Escribir, de la forma en que yo lo hago, es remover mi pasado y volver a vivirlo. Es compartir mi presente. Es desnudar el alma frente a la mirada de quien me lee.

Es fácil reconocerse… Pero lo que ya no es tan sencillo es transmitir ese reconocimiento.
Quedar expuesto a la crítica, a la comparación equívoca, a que se lea entre líneas más de lo propuesto por uno mismo; es tener cierto valor y hay que considerarlo.


También has de estar preparado para que te ignoren. Quizá eso sea lo más doloroso.
Eres consciente de que tus pensamientos y la forma de plasmarlos no sean del agrado de todos. La poesía no es un género muy popular y menos en los tiempos que corren. Incluso comprendes que esos sentimientos particulares no hallen eco en la fibra emotiva del lector.
Pero lo que te lastima profundamente es que ni siquiera sepas si aquellos a los que has dado ese pedazo de tu intimidad, esa parte de tu vida, lo hayan leído y ese pequeño libro que, a pesar de su escaso tamaño, guarda cosas tan grandes, no sea más que otra superficie que recoge polvo en cualquier rincón.

Al final decides, por tu propia salud mental y cuando la autocompasión te lo permite, acostumbrarte a ese silencio y seguir escribiendo, sino para otros, para ti mismo.

Y, quién sabe, como es fácil… quizá algún día en mis propias palabras me reconozca.