Si los colores,
si las enseñas
nublan el juicio,
causan ceguera;
niegan tratados,
y alzan barreras…
Sean escudos,
sean banderas
huyo de ellos,
huyo de ellas
como el que huye
de las tormentas.
Y no es por los símbolos
ni lo que representan;
más bien temo las manos
y la fría estrategia
y el interés oculto
de quienes las ondean.
Las mayores desgracias
que la historia recuerda
siempre se han disfrazado
de honorables banderas.