
Cuando venís siempre estoy.
Cuando llamáis siempre voy.
Cuando pedís siempre doy.
Pero ¿por dónde andáis hoy?
Hoy que se nubla mi vista.
Hoy que no hay rastro ni pista
que en el camino me asista.
En qué se ocupa el artista
que podría, con sus manos,
transformar mi desencanto
en algo hermoso y profano,
asombro de propios y extraños…
Como siempre soy yo mismo
el que con malabarismos,
trucos y gestos de mimo,
frente al espejo, me animo.
Y con risa de payaso,
para ocultar el fracaso,
continúo paso a paso.
Desde el orto hasta el ocaso.
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